viernes, 16 de enero de 2015

Embarazo: placenta

El bebé está unido a la placenta mediante el cordón umbilical, que es un conducto vascular encargado de llevar la sangre (con desechos y sin oxígeno) desde el bebé hasta la placenta, para que se haga el intercambio necesario con la madre y retornar oxigenada y rica en nutrientes hacia el bebé. El intercambio se da a través de la placenta pero funcionando como una barrera muy efectiva que solo permite el paso de sustancias bien determinadas y sin mezclar la sangre del bebé con la de su madre
La placenta es una estructura de origen fetal, la placenta pertenece al bebé y no a la madre, de hecho, las características genéticas de la placenta son idénticas a la del bebé en formación. 
Origen de la placenta: 
Pocos días después de la fecundación del óvulo se forma una masa celular microscópica que parece una mora (múltiples pelotitas); pocos días después esta mora se separa en su interior en dos masas celulares que darán origen al bebé y a su placenta.  La masa celular placentaria se va alejando del bebé y se adosa fuertemente al útero materno manteniéndose unida al bebé mediante el cordón umbilical. 
Cúal es la estructura de la Placenta: 
La placenta es un órgano que se comporta como un filtro de sangre fetal con múltiples compartimientos que bañados por sangre materna permiten el intercambio entre la circulación materna y la fetal evitando su contacto directo, pero en relación tan cercana e intima que permiten que las sustancias nutritivas y los desechos sean intercambiados sin inconvenientes. 
Funciones de la Placenta:  
Nutrición: como hemos dicho la placenta es un órgano que permite la alimentación ininterrumpida del feto en desarrollo.  
Eliminación de desechos: el feto transfiere a su madre los productos de desecho que se producen por su metabolismo y que no puede eliminar por si solo dado que sus órganos son inmaduros.
Funciones endocrinas: la placenta produce hormonas que permiten la permanencia del embarazo y modifican el metabolismo y las funciones fisiológicas maternas para la subsistencia del bebé en crecimiento.  
Tolerancia inmunológica: la placenta y los profundos cambios inmunológicos que imprime el embarazo sobre la madre permite que el feto no sea atacado por el sistema de defensa de la madre.  La placenta juega un papel fundamental para “esconder” al bebé del sistema inmunológico de la madre.
Protección biológica: la placenta se comporta como un excelente filtro que impide el paso de muchas sustancias, parásitos, virus y bacterias que pudiesen afectar al bebé.  La placenta no es perfecta en este aspecto y desgraciadamente una lista importante de agentes pueden ganar acceso al bebé y causarle daños importantes: alcohol, cigarrillo, fármacos fetotóxicos, rubéola, toxoplasmosis, sífilis, etc. 
Protección física: la placenta, las membranas de la “Bolsa de Aguas” y el líquido amniótico que ellas engloban proporcionan un ambiente cerrado, estéril y de temperatura controlada que mantienen al bebé completamente aislado de los factores físicos que podrían generarle problemas: golpes, cambios bruscos de temperatura, infecciones bacterianas, etc. 
Fuente: www.maternofetal.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario